lunes, 10 de diciembre de 2007

Trabajos de escritura de alumnos de 5to 2da

Asignatura: Literatura
Profesora: Liliana Cabullo
Situación didáctica: Luego de la lectura de “Plebster y Orsi, del Planeta Procyon”, de Roberto Fontanarrosa (en Uno nunca sabe y otros cuentos) y del comentario acerca del género , del reconocimiento de la parodia y del procedimiento para lograrla, se propuso a los chicos la siguiente consigna de escritura :
Plebster y Orsi llegan, luego de visitar la taberna tanguera, a una escuela secundaria y entran allí. Contar desde el punto de vista de uno de ellos, lo que ven , lo que allí sucede, cómo los reciben. El texto resultante debería poder incluirse en el cuento de Fontanarrosa.
Objetivo de la tarea: Lograr el procedimiento de desautomatización que lleva a la parodia.
Se transcriben a continuación algunos de los textos producidos.


Al salir de la tanguería, caminamos unas cuadras hacia la derecha. Para sorpresa nuestra, había cientos de chicos con una camisa enorme que les cubría casi todo el cuerpo, desde el cuello a las rodillas. Era de color claro. Jamás habíamos visto con Orsi personas así, vestidas exóticamente.
Tras un momento de sorpresa, nos dirigimos hacia ellos. No eran muy amistosos, y creo que se burlaban de nosotros.
Les preguntamos si podíamos ingresar al lugar de donde ellos, minutos antes, acababan de salir. Me dijeron que no era un lugar para mí y mi amigo. Reincidí y finalmente me permitieron entrar a la “cuela” o algo así.
No paraban de reírse de nosotros , puesto que no sabíamos qué era ese material hecho de cenizas con el que escribían en una superficie negra. Cuando les preguntamos, ahora enfáticamente, de qué se trataba, ellos rieron y nos dijeron:
_ ¿Están borrachos o son de otro planeta?
_ Nos descubrieron Orsi. Nos siguieron desde el desembarco hasta la tanguería. ¡Que mundo raro!
Gastón Martorelli, Camila Arboleya, Belén Nonini

Orsi insistió en buscar más sobrevivientes, entonces Plebster, ya resignado, aceptó. Por lo tanto comenzaron a caminar, de paso observarían el paisaje, la superficie, y podrían tomar muestras para analizarlas. Luego de andar un rato, se encontraron con pequeñas estructuras con forma de prisma; había una más grande, que tenía muchas ventanas y, en la parte de arriba, un pedazo de tela que se movía con el viento. Cerca de la puerta había muchos terrícolas reunidos, lo que les llamó la atención.
_¿Qué será eso? ¿Un refugio? Vamos a ver _ dijo Orsi.
Entonces se acercaron y de repente escucharon un sonido vibrante que les hizo pegar un salto e inmediatamente todos los terrícolas empezaron a ingresar a esa estructura como si fueran una avalancha.
_¿Qué sucede, Orsi? _dijo Plebster.
_¿No será la alerta de guerra?, entremos al refugio.
Entraron y dialogaron con una de las personas:
_¿Por qué se escuchó ese ruido? _dijo Orsi.
_Porque ya es la hora de entrar para la tortura de todos los días_ respondió el terrícola con cara de desgano.
_Vayámonos de acá, Orsi, los torturan, entonces nos pueden torturar a nosotros también; parece que el combate continúa _dijo Plebster.
_Tienes razón, huyamos!
Aturdidos y con miedo fueron corriendo hasta su nave y, una vez en ella, partieron a su planeta.

Nora Anzilutti – Jésica Sujka

Pero ellos dudaron en el momento de volver a su planeta, incluso Plebster, que antes de llegar a la “Tierra” no veía la hora de irse.
- Orsi, creo que tenemos más por descubrir ¿No crees?
- Sí, Plebster, este lugar tal vez no está tan muerto como parece.
- ¿Qué tal si vamos por más?
- Viste, yo te dije que teníamos que venir, sabía que te iba a gustar. Sigamos Plebster, dejemos a nuestro planeta por al menos una nueva salida de la esfera.
La esfera, en Procyon, era el sol, y firmes con su decisión fueron en busca de más sobrevivientes, o por qué no, de cosas que nunca habían visto.
En Procyon no había robos, por eso no dudaron en dejar la nave allí mismo donde se había estacionado. Ellos comenzaron a caminar hasta que Plebster se paralizó al escuchar una nueva melodía.
- ¡Orsi! ¡Vení!¡Rápido!
- Sí, Plebster, ¿Qué pasó?
- Escuchá…
“E- gre- sados caramba. E- gre- sados caramba.”
- ¿Lo oyes Orsi?
- Por supuesto Plebster, pero…¿De dónde proviene?
- Lo sabremos si hacemos silencio
- ¿Y si cavamos de nuevo?
- ¿Y si no proviene de allí? No debemos perder tiempo, tenemos que ser precisos, no nos quedaremos a vivir aquí.
- Tienes razón.
“E- gre- sados caramba. E gre- sados caramba.”
- Oye Orsi, proviene de este costado, sígueme.
- Se escucha cada vez más fuerte.
De pronto e imprevistamente, se abrió una puerta del suelo a un paso de donde estaba parado Orsi.
- ¡Ahh!¡Plebster!¡Ahhh!
Orsi empezó a temblar por casi cinco minutos, se había asustado demasiado. De allí había salido un hombre vestido de azul. Cuando éste vio a Orsi tiritando no dudó en ayudarlo y bajó de donde había salido sorpresivamente para buscar un estetoscopio. De inmediato le quiso tomar las pulsaciones, pero Plebster creyó que aquel hombre quería hacerles daño y no dejó que tocara a Orsi.
- ¡No se le ocurra tocar a mi compañero!
- ¡Debo ayudarlo, puede ser grave!
- ¡De eso me encargaré yo!
- ¡Pero déjeme!
-¡No!
- Está bien. De todos modos debo informarles que soy el profesor de gimnasia de aquella escuela- señaló- si necesitan asistencia no duden en buscarme, no me iré de allí.¡Chau!
Orsi se tranquilizó y recordó las palabras de despedida del anunciador, era un terráqueo, no lo podían dejar ir. Entonces se levantó del suelo, agarró a Plebster de la mano y en medio de la niebla se dirigió hacia aquel sujeto que cada vez se alejaba más.
-¡Chau!- gritó Orsi.
El profesor giró la cabeza, y como no entendió lo que aquel le había dicho se acercó a ellos pensando que pedían ayuda. Luego los invitó a la escuela donde trabajaba. Ellos no dijeron que no, pues querían conocer lo máximo posible hasta una nueva salida de la esfera.
Cuando llegaron al colegio acompañaron al hombre de azul hasta los cursos de los chicos ya que debía informarles que al otro día no tendrían Educación Física. Pero Orsi le preguntó al profesor si podían presenciar una clase porque venían de un lugar lejano y querían conocer.
-¿Podemos presenciar una clase?- preguntó Orsi.
- Pues por hoy seguro que sí.
- Nunca fuimos a una escuela, esta sería una posibilidad de conocer algo más de aquí. Venimos de muy muy lejos, y cuando salga el sol volveremos a nuestro lugar.Tenemos poco tiempo para descubrir y aprender. Tanto tiempo de viaje tiene que valer de algo ¿No es cierto?
- Por supuesto- dijo el profesor - Entren nomás.
Al entrar ambos se sintieron en un nido de ojos que no paraban de observarlos. La profesora los recibió atentamente dándoles un beso, que para ellos es un saludo asqueroso.
Se sentaron en el fondo de la sala, donde estaba Daniel, el más liero de la clase, quien armó un avioncito de papel y se lo tiró a Plebster en la cabeza. Este lo agarró y lo revoleó de tal forma que giró en forma de espiral y cayó nuevamente sobre él. Todos se rieron, incluso la profesora que estaba explicando matemática.
En el recreo algunos fueron a su alrededor. Orsi les preguntó si no tenían miedo de estar en ese lugar después de lo ocurrido. Ellos le dijeron que sí, que después de la muerte de diez alumnos intoxicados todos tenían miedo.
De repente se escuchó: “E –gre- sados caramba. E- gre- sados caramba.”
Plebster y Orsi se miraron y suavemente se sonrieron ,habían encontrado lo que querían, esa melodía tan buscada.

María Agustina Moretti