martes, 30 de octubre de 2007

Relatos breves

Materia: Literatura
Profesora: Liliana Cabullo
Curso: 5º2º
Consigna: escritura grupal. Crear un relato de ficción a partir de los aspectos teóricos estudiados en cuanto al discurso ( tipo de narrador, focalización, manejo del tiempo narrativo ) y que desarrolle alguno de los temas vistos en los textos abordados (pobreza, crueldad, discriminación).
Un día para recordar

Estaba caminando por el largo sendero que bordeaba la costanera. El día nublado me daba la sensación de que algo malo podía suceder. Y así fue. Un hombre me sujetó fuertemente del brazo y bruscamente me condujo hacia un lugar desconocido. Me había vendado los ojos. Su voz me aturdía al repetirme una y otra vez la misma frase “¡No grités y hacé lo que te digo!”No sabía qué hacer. Por momentos pensaba en salir corriendo pero al estar vendado no creí que fuera una buena idea. Me llevaron en auto hasta un lugar, me hicieron bajar y, cuando me desvendaron, estaba dentro de una casa que precisamente era la mía, y toda mi familia me rodeaba gritándome “¡Feliz cumpleaños!” Me di cuenta de quien me había “capturado” era mi tío Coco que era de hacer bromas pesadas y solía tener un humor negro.
Todos me abrazaron pidiéndome perdón por el mal momento, excepto mi abuelo que estaba inválido y ya tenía noventa años.


Anabella Bennincasa , María Agustina Moretti, Juan Ignacio Grodz


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Recuerdos de la estación

El señor Mario González estaba caminando por el andén de la Estación Miguelete, vestía traje negro acompañado por un portafolio al tono. Pronto recordó.
Cuando salía de su casa rumbo al trabajo, tropezó con una baldosa y su portafolio salió despedido hacia la vereda. En ese momento, el mismo fue recogido por un individuo que vestía pilchas andrajosas, quien con desinterés y amabilidad se lo alcanzó. En ese momento, el dueño del portafolio, que estaba tendido en el suelo, se levantó velozmente y le arrebató su pertenencia, a la vez que despreciaba su ayuda.
Ahora Mario sabía por qué le dolía la rodilla, pero además sabía que su actitud ante aquel joven no había sido la correcta.

Emiliano Martorelli, Marcelo Ríos, Pascual Biondo

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Sin título

Una nueva casa, una nueva escuela, un nuevo comienzo... El reloj daba las siete en punto, ya se escuchaban ruidos en la cocina. No había dormido en toda la noche. Los nervios y la ansiedad lo llenaban de incertidumbre y miedo. ¿Cómo actuar? ¿Qué decir? ¿Podría acaso romper con su fama de “bicho raro”? Acostumbrado a llevar una vida nómade, poco era lo que desempacaba, y pocos eran los recuerdos fructíferos.
Se levantó, saludó a su madre y se dispuso a partir. Fijas en él, las miradas lo juzgaban. ¿Quién es?... Parece salido de un circo... ¿Quién lo viste? Mirá su caminar, ¡es un payaso!... Podría estar loco... ¡es un tonto!... miralo... Las voces rondaban en su cabeza. Zenial parecía igual que los otros lugares: casas con jardines, niños jugando en las calles, parques, y los típicos grupos de jóvenes en los que nunca encajaba.
Dos meses después su madre le anunciaba una nueva mudanza. Por supuesto, no extrañaría nada, todo había resultado igual. Una vez más había sido el raro del curso, objeto de burla y desprecio. A pesar de todo se mantenía animado, lo alimentaba la esperanza de que, alguna vez, las cosas cambiarían, tendría amigos y quizás hasta se entretuviera castigando a “otro”. Pero hoy era distinto. Allí lo esperaba una nueva casa, una nueva escuela, un nuevo comienzo.

Nora Anzilutti, Laura Nievas, Jésica Siujka

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Se viene, se viene...

Era la presión del último penal. Estaba en sus pies la clasificación. Todo un país contuvo la respiración. La del central derecho Parotman le pertenecía a todo un pueblo detrás de la TV. La mente y el cuerpo de este jugador llegaron al tope de la concentración, aunque miles de miradas desconfiaban de él. No creían en la destreza de este central aguerrido, temperamental y llamativo por su cabellera rubia.
Frente a su tenaz vista, permanecía expectante él, Rosendo Infantinovich, arquero salidor, guapo, que nunca da por perdida una pelota, por demás experimentado e imprevisible a la hora de atajar penales. Todos los jugadores, el cuerpo técnico y el país confiaban en él, el gran Infantinovich.
Se escuchó el pitazo del árbitro. Retumbó en las tribunas del estadio. No era tan difícil, ya que en éste y detrás de la TV, estaban todos en silencio. Parotman se secó el sudor de la frente y comenzó el camino hacia la pelota. El arquero abrió los brazos, entregándose a Dios. Quedaban cada vez menos metros entre Parotman y el balón. Comenzó a moverse Infantinovich.
La pelota, por fin, fue impactada por el botín zurdo de Parotman. El balón comenzó su camino hacia el ángulo izquierdo. Infantinovich se dirigió, con mucha sabiduría y destreza, al mismo palo. Parecía que el portero iba a detener el disparo durísimo del central. Finalmente no. Golazo de Parotman. Campeón Italia, para alegría de los tanos.


Gastón Martorelli, Nicolás Carrón